Termina con la monotonía

de tu relación jugando

 con los sentidos





Todo comienza con un simple gesto, tan sutil como el vendar los ojos de nuestro compañero o compañera. Espera unos minutos, bien sea en silencio, moviéndote entre las sábanas o trasteando por la estancia en busca de algún elemento, que sumar al momento, pero es necesario para ello conocer las preferencias y barreras de nuestra pareja.
Hemos de entender que estos momentos previos son de gran importancia para aquel de los dos que esté privado de visión, pues al incremento de su percepción (no sólo tacto, sino oído, olfato…), se añade la imposibilidad de anticipación ante lo que pasa a su alrededor y, cierta impaciencia, con la que podréis jugar.


Tras la tensa espera, entra en acción, pues es el momento de jugar con las sensaciones. Se paciente, delicado, sensual. Comienza a acariciar son suavidad su piel de manera superficial y sutil, en ese punto que roza casi lo etéreo mientras contemplas como se estremece y eriza su piel fruto de tus estímulos.
Profundiza tus caricias, haciéndolas más intensas según las alternas con el roce de tus labios recorriendo su piel, mientras haces uso del susurro y el silencio y tu lengua juega con su tacto o tus dientes atrapan y liberan su tez de cuando en cuando.
Haz uso de su excitación para realizar breves paradas, lapsos de estimulación, que enciendan su dependencia a tu tacto, que le hagan querer mayor contacto, que anhele cada mínimo roce de tu cuerpo.
Vuestra pareja se encuentra a vuestra merced, haced uso de toda vuestra picardía y “juguetes” a vuestra disposición. Una simple pluma o un trozo de hielo se convierten de pronto en intensos afrodisíacos. No os puede ver, no podrá anticiparse a vuestros estímulos ni saber de dónde le vendrá.
Está en vuestras manos el añadir algún factor más a la ecuación descrita, alternando algún toque “dulce” al más puro estilo “Nueve semanas y media” que adquiere un nuevo cariz al estar privados de visión, o el juego de confianza y voluntades que puede añadir con un simple vendaje de sus muñecas a su espalda. No, no se trata de ninguna suerte de “bondage”, sino de un simple lazo suelto con mayor carga simbólica que física, pues la posibilidad de soltarse sigue presente, afianzando la confianza en nuestra pareja.
Dejaos llevar por vuestra pasión y no pongáis mayores barreras a vuestro goce que el respeto mutuo y vuestra confianza, pues aquí el tiempo y el espacio han dejado de existir.

/www.educasexo.com
Etiquetas: | edit post
0 Responses

Publicar un comentario

  • FACEBOOK

    Contacta conmigo: